LA IGLESIA MARONITA “Puente entre Oriente y Occidente”

2016-06-10 14:30:11
1.600 años de fidelidad a la tradición apostólica del cristianismo de los orígenes: Fundada sobre el año 400, la Iglesia Maronita se distingue por ser la única Iglesia Oriental que permanece en plena comunión con la Iglesia Católica Romana a lo largo de los siglos, sin ninguna división o escisión. Sus orígenes se remontan a la Iglesia de Antioquía, ciudad donde “por primera vez los discípulos fueron llamados cristianos” (Hech 11,26). Es también la única Iglesia llamada con el nombre de un santo. Son más de 10 millones los maronitas en el mundo, mientras que en Tierra Santa son unos 11 mil. Habitan las regiones mediorientales desde la época en la que vivió San Marón, del cual, precisamente, toma su nombre. En el ámbito de la Iglesia Católica, la Iglesia Maronita ha mantenido sus peculiaridades: Ante todo una liturgia y un rito propios, de matriz oriental, derivados de la tradición siro-antioquena, que es la que mejor conserva la lengua y los usos de la primera comunidad apostólica: Parte de la liturgia se desarrolla todavía hoy en la misma lengua que hablaba Jesús, además de en árabe. S. E. MONS. MOUSSA EL HAGE Arzobispo Maronita de Haifa y Tierra Santa “¿Por qué? Porque Jesús misma hablaba esta lengua, el arameo, el siriaco, que son la misma lengua. Hemos mantenido esta lengua porque es la de Nuestro Señor Jesucristo.” Es fiel al calendario litúrgico romano. En lo que respecta a la celebración de los tres sacramentos de la iniciación cristiana (bautismo, confirmación y eucaristía), se diferencia del rito romano. Como para el resto de Iglesias Orientales, católicas y ortodoxas, sus sacerdotes tienen la posibilidad de casarse antes de la ordenación diaconal, aunque la mayoría permanece célibe. La liturgia maronita es especialmente rica en dimensiones teológicas y humanas. Es de por sí una escuela de fe, encarnada en el mundo para iluminar el camino a través de las luces del Reino. S. E. MONS. MOUSSA EL HAGE Arzobispo Maronita de Haifa y Tierra Santa La espiritualidad y la liturgia de la Iglesia Maronita pertenecen a la tradición siriaco-antioquena. Hay similaridades entre nosotros y la Iglesia Caldea, y tenemos otras con la Iglesia Siriaca; por ello nuestros libros de oración llevan el título de Iglesia Siriaca Maronita. Después del Concilio Vaticano II, se hizo necesaria y urgente una reforma litúrgica para unificar a la Iglesia Maronita. Se quiso así unir el rito practicado en el territorio patriarcal —su tierra de origen— y el que se practicaba en los países de la diáspora, en los cuales los maronitas están presentes a causa de la inmigración, a través de celebraciones y liturgias que expresaran la autenticidad y, al mismo tiempo, la singularidad de la Iglesia Maronita. Este movimiento de renovación trató de recuperar la pureza de la tradición antioquena, eliminando las influencias externas introducidas a través de los siglos. De las 62 antiguas anáforas, es decir, las diversas versiones del rito eucarístico, el misal actual conserva 9, vinculadas en parte a los nombres de los doce apóstoles, Mar (o San) Pedro, Mar Santiago, Mar Juan —además de los nombres de San Marcos, el Papa Sixto, San Juan Crisóstomo, San Juan Marón y San Pedro Sharar. S. E. MONS. MOUSSA EL HAGE Arzobispo Maronita de Haifa y Tierra Santa “Hemos mantenido nuestra tradición litúrgica, la siriaca, y como resultado de los cambios decididos después del Concilio Vaticano II, la Iglesia maronita renovó su propio misal, los libros de oraciones y todos los ritos y sacramentos. Es por ello que una comisión litúrgica, con el obispo a la cabeza, trabaja, renovando continuamente para devolverla a las raíces, para rezar, comprender y vivir las oraciones en árabe. Hemos mantenido una serie de cosas en lengua siriaca, por ejemplo cuando se entra y nos dirigimos hacia el altar, pronunciamos “he entrado en tu casa, oh Señor”, o como el trisagio, “tres veces santo”, que pronunciamos ‘Qadeeshat Aloho’, que significa ‘Tú eres santo, oh Señor’, o incluso la oración de consagración ‘el primer día antes de su vivificante pasión’”. La dimensión trinitaria —especialmente marcada en la teología maronita— se revela a través de las oraciones litúrgicas vinculadas a la Eucaristía y a la Divina Liturgia (misa) y a sus ritos, a través de fórmulas que emocionan: “El Padre ha mandado a su Hijo al mundo, el Hijo ha realizado la salvación a través de su muerte y su resurrección, el Espíritu Santo ha completado y completa todos los sacramentos, y es el marco de su sello divino”. Está muy viva también la dimensión cristológica, expresada por la teología maronita con dos acontecimientos principales: El bautismo recibido por Jesús por parte de Juan el Bautista y la muerte sobre el Gólgota, con la gloriosa resurrección de Cristo. El rito del bautismo maronita reúne a estos dos episodios, reflejando el relativo y rico concepto teológico del rito siro-antioqueno. La dimensión escatológica, a su vez, se expresa en todas las celebraciones y textos litúrgicos maronitas: Entre estos, el de la Eucaristía sobre el Cuerpo de Cristo, sobre la resurrección y sobre la nueva vida. Los textos litúrgicos expresan también las diferentes pruebas sufridas por la Iglesia Maronita en su historia, marcada por el sufrimiento y la persecución; el perdón y la remisión de los pecados, así como el desafío de la unidad. La celebración litúrgica es un diálogo entre el celebrante y los fieles, manifestando así la unidad del pueblo de Dios y la unión entre el cielo y la tierra. La liturgia maronita expresa una peculiar, estupenda espiritualidad para el hombre, aplicada a la experiencia concreta de vida y a través de su camino de fe. Se caracteriza por su dimensión humana antropológica, a través de textos, símbolos e incluso de la arquitectura. -o0o- San Marón fue un asceta sirio fallecido en el 410 y sobre la tumba del cual, en el río Orontes, se fundaron un santuario y un monasterio, cuna de la comunidad. San Marón dejó Antioquía a finales del siglo IV, antes del Concilio de Calcedonia, del 451, que marcó la primera gran división de la Iglesia Cristiana. S. E. MONS. MOUSSA EL HAGE Arzobispo Maronita de Haifa y Tierra Santa “Hubo aquellos que decidieron estar contra el Concilio, definidos no calcedonios, y aquellos que optaron por ser fieles al Concilio, como nosotros los maronitas.” Y esta fue la causa que llevó a San Marón a establecerse en las colinas, inspirando a seguidores que, poco a poco, formaron el primer núcleo de la Iglesia Maronita. Después de su muerte fueron sus discípulos los que continuaron la misión, tomando el apelativo de “Hijos o discípulos de San Marón”, o monofisitas —separados de los cristianos bizantinos y latino en el Concilio de Calcedonia— en el siglo VI, y después por los musulmanes entre el siglo VII y VIII. La pertenencia calcedonia será siempre uno de los elementos de identidad de la Iglesia Maronita. Tal doctrina sostenía la doble naturaleza de Cristo, la divina y la humana, en conformidad con las decisiones del concilio. Hacia el 687, como resultado de la vacante en la sede patriarcal de Antioquía, Yuhanna Maroun, San Juan Marón, fue nombrado Patriarca de Antioquía y de toda la región de Damasco y de Siria para los maronitas. S. E. MONS. MOUSSA EL HAGE Arzobispo Maronita de Haifa y Tierra Santa “Los seguidores de San Marón dijeron: no podemos vivir sin un responsable’. Por lo que eligieron a un superior a cargo del convento maronita, que fue Yuhanna Maroun. Primer responsable, primer patriarca de la Iglesia Maronita.” S. E. MONS. MOUSSA EL HAGE Arzobispo Maronita de Haifa y Tierra Santa “Este Patriarca fue perseguido, y por este motivo dejó Siria y se dirigió a las montañas del Líbano.” Para huir entonces de la presión musulmana árabe, hasta finales del siglo IX los Maronitas se refugiaron de manera masiva entre las montañas del Líbano, comenzando así a expandirse por toda la región. Durante 400 años, residieron en el valle de Kadisha, donde los patriarcas vivieron con la comunidad en cuevas, en zonas montañosas donde nadie podía encontrarlos. S. E. MONS. MOUSSA EL HAGE Arzobispo Maronita de Haifa y Tierra Santa “La historia de la Iglesia Maronita comienza en las montañas libanesas. No todos los maronitas que llegaban a las colinas del Líbano, o que se encontraban ya en la zona, eran de origen sirio. No. Fueron muchos los que se convirtieron en maronitas (…) y gracias a la posición de defensa favorable, muchos fueron a refugiarse aquí: Musulmanes, cristianos de toda denominación, drusos vivían unidos.” El aislamiento de los maronitas se rompió a finales del siglo XI. Cuando los primeros cruzados llegaron a Líbano en 1098, encontraron a los cristianos maronitas que les ofrecían su hospitalidad. Fueron 50.000 los que participaron activamente en las vicisitudes de los diferentes reinos cruzados, con una especial amistad con el rey de Francia, San Luis IX, cruzado en dos ocasiones, que pasó mucho tiempo en el Líbano. S. E. MONS. MOUSSA EL HAGE Arzobispo Maronita de Haifa y Tierra Santa “Muchos llegaron en aquel periodo, junto a los cruzados, en Tierra Santa para preservar los lugares santos. Se dice que muchos de ellos combatieron con ellos, ayudaron a los cruzados, mostrándoles el camino para llegar a Jerusalén.” El encuentro con los cruzados señaló la reanudación de los contactos con la cristiandad occidental, interrumpida desde hacía largo tiempo. La caída de San Juan de Acre en 1291 marca el final de los reinos cruzados en Tierra Santa y la instauración del dominio mameluco, que duraría hasta la conquista otomana de 1516. La comunidad maronita conoció un periodo de decadencia, y muchos de sus miembros se establecieron en Chipre, donde desde 1121 se constata la presencia de un monasterio maronita. La historia de los maronitas está íntimamente ligada a la presencia franciscana en Tierra Santa. Con la fundación de la Orden de Frailes Menores en Jerusalén en 1933, su relación con los maronitas de Tierra Santa se hace permanente. Durante las grandes fiestas de Navidad y Pascua, de hecho, eran muchos los maronitas que se acercaban a Jerusalén y eran acogidos por los franciscanos. El siglo XVI estuvo caracterizado en primer lugar por los primeros influjos latinos en la liturgia maronita, y que después se intensificaría en las relaciones con Roma. Una comunión sellada con la fundación, en 1584, del Colegio Maronita de Roma, sede de formación teológica de los jóvenes maronitas que se preparaban al sacerdocio, actuando como un verdadero “puente entre Occidente y Oriente”. El final del siglo XVI marcó una serie de importantes acontecimientos: Tuvieron lugar los primeros concilios maronitas, la Iglesia se puso bajo la autoridad directa del Sumo Pontífice, y finalmente se adoptó el misal romano. Fue el Obispo Elias Hoyeh, que más tarde se convirtió en Patriarca, quien erigió en 1894 un vicariato patriarcal maronita en Jerusalén, en el mismo lugar donde se encuentra hoy. S. E. MONS. MOUSSA EL HAGE Arzobispo Maronita de Haifa y Tierra Santa “Esta diócesis es muy antigua. Estaba la diócesis de Sidón, Tiro y de Tierra Santa. En 1906, Tiro se separó de Sidón y de Tierra Santa, por lo que existen estas dos diócesis desde entonces. En 1996 se creó una diócesis independiente, llamada diócesis de Tierra Santa, y el primer obispo nombrado fue Boulous Al Sayah, hoy Vicario Patriarcal, desde 1996 a 2012. En 2012 fue elegido Obispo de Tierra Santa.” En 2014, la visita a Tierra Santa durante una semana del Patriarca de Antioquía de los Maronitas, el cardenal Béchara Boutros Rai en Tierra Santa, fue una gran fiesta popular. Los patriarcas maronitas no visitaban los santos lugares desde hacía 66 años. Fue una visita de naturaleza espiritual, religiosa y pastoral, nacida con la intención de acoger y acompañar al Papa Francisco en su histórica visita de 2014. Momentos significativos de su recorrido fueron los encuentros con los cristianos de Jaffa y Cafarnaum, Nazaret, Haifa, Isfiya y Acre, y las celebraciones con los fieles de Palestina, a los cuales trajo un mensaje de esperanza y solidaridad para el futuro. S. E. Beatitud Mar Bechara Boutrous Rai Patriarca Maronita de Antioquía y de Todo Oriente DIRECTO CARD. RAI – de visita en Tierra Santa “La última palabra, en la cual creemos —después de que el Señor haya redimido el pecado y el mal de los hombres y lo haya reconciliado con el Padre y haya muerto por todos nosotros, venciendo el pecado y la muerte, resucitado de entre los muertos y que ha sido elevado a la gloria celeste—, la última palabra es por la paz y no por la guerra. La última palabra después de Cristo es sobre la verdad, no sobre la falsedad y la mentira. La última palabra es para la justicia, no para las injusticias. Por la fraternidad y no por las enemistades. Esta es nuestra gran fe, que llevamos en nuestro corazón y esta es una expresión que vosotros me habéis dado con vuestro amor. El afecto que me habéis expresado, el Señor lo ha elevado hacia sí.” -o0o- La Iglesia Maronita está organizada en 27 diócesis distribuidas en 16 países del mundo. S. E. MONS. MOUSSA EL HAGE Arzobispo Maronita de Haifa y Tierra Santa “Los maronitas están en todo el mundo, en Brasil, en Argentina, en toda América Latino, en América del Norte, en Canadá, Mexico, Austria… Tenemos muchos maronitas en África y en países del Golfo, y en Europa. Evidentemente están presentes también en Líbano, Siria, Egipto, en Chipre y en Tierra Santa.” La archidiócesis maronita de Tierra Santa está organizada en dos jurisdicciones: La primera es lar archieparquía de Haifa y de Tierra Santa, que cuenta con una veintena de sacerdotes ubicados en diferentes parroquias y un diácono permanente, además de la presencia de la Congregación de la Orden Maronita Libanesa y de las hermanas de Santa Teresa del Niño Jesús. En la Ciudad Santa encontramos el Exarcado Patriarcal de Jerusalén y Jordania, en el cual se agrupan los servicios que permiten a la Iglesia Maronita, allí donde está presente, vivir su vocación de acogida a los peregrinos, de servicio a los necesitados, de pastoral local y de vida litúrgica. El apostolado de la Iglesia Maronita de Israel, Palestina y Jordania se dirige a unos 11.000 fieles, radicados en diversas ciudades, principalmente en Galilea, incluidos en la Archidiócesis de Tierra Santa: Haifa y Nazaret, Acre, Jish e Isfiya, Jaffa y las aldeas de Al Mansora, Kafar Bir’im, dos pueblos maronitas abandonados, y Ain Qenya en el Golan. P. YOUSEF YAACOUB Párroco Maronita de Haifa “Hoy la parroquia de Haifa cuenta con los habitantes de las dos villas abandonadas, y los maronitas que han llegado de pueblos del sur del Líbano y que están aquí desde hace más de 150 años. Es la parroquia maronita más grande de Tierra Santa, que cuenta con unos 3.800/4.000 fieles.” S. E. MONS. MOUSSA EL HAGE Arzobispo Maronita de Haifa y Tierra Santa “Tenemos además Isifiya con 160 personas… Los feligreses proceden del sur del Líbano, de una aldea llamada ‘Sarba’, totalmente maronita (…), después Jish, unos 1.500, y en Nazaret, 1.300.” La actividad pastoral, unida al diálogo ecuménica e interreligioso, muestra una Iglesia muy viva y dinámica, una característica de toda la Iglesia Maronita en el mundo. La vivacidad que distingue a la vida parroquial, que los involucra a todos, hace de la Iglesia Maronita una gran familia. P. SANDY HABIB Párroco iglesia San Marón – Jish “Durante el año dirigimos la actividad. El jueves tenemos un encuentro semanal para adolescentes y para jóvenes. Después tenemos un programa de formación religiosa, donde reflexionamos sobre todos los aspectos de la vida y lo que la Iglesia nos dice al respecto. Los viernes tenemos actividades para jóvenes y adolescentes, además de encuentros con el Comité responsable de toda la juventud. El sábado el movimiento pastoral es responsable de la oración de vísperas para adolescentes y jóvenes.” -o0o- En Líbano, un bastión de la Iglesia Maronita es el “Valle Santo”, tierra rica de los “Cedros del Señor”. “Los buenos florecen como las palmas y crecen como los cedros del Líbano.” Salmo 92:12. No es casualidad que se le llame “santa”: Todo aquel que la visita percibe inmediatamente la dimensión espiritual y el significado del salmo. Consciente y orgullosa de la importancia de la unidad con Roma, la Iglesia Maronita, hija espiritual de San Marón ha visto florecer numerosos santos y santas a lo largo de los siglos: San Charbel, Santa Rafqa, San Nimatullah y muchos otros, como testimonio de la fe en Jesús, y de la perseverancia en la doctrina de las primeras comunidades cristianas. Sor JOUMANA Convento S. José – Jrabta - Líbano Nuestros santos se encuentran dispersos en una superficie muy pequeña (…). El mismo Líbano es pequeño, pero han podido llegar a todo el mundo. No podemos hablar solamente de curaciones físicas, sino también espirituales, psicológicas… Cuánta gente viene llorando, se confiesa y se encuentra en paz. Este es el verdadero milagro.” Son miles los devotos, tantos cristianos como musulmanes, que veneran a San Charbel en Oriente Medio. Su nombre significa en árabe “la historia de Dios”. Fue monje eremita libanés en Jbeil, la antigua Biblos, en 1800, y fue conocido por su ejemplo de oración y santidad. En Tierra Santa está en la parroquia sobre el Monte Carmelo de Isefiya, que lleva su nombre, que cada año acoge a los fieles maronitas para celebrar y festejar las virtudes de este santo. S.E. MONS. MOUSSA EL HAGE Arzobispo Maronita de Haifa y Tierra Santa San Charbel ha contribuido a este lento cambio, de la “no perfección” a la perfección. Pudo aislarse de la historia del mundo en un periodo histórico difícil, sin que ningún acontecimiento pudiera influir en su vida. Todo lo que se ha dicho de él, todos los milagros que ha hecho en vida y después de su muerte, son los milagros de Dios a través de su persona, son expresiones de la verdad profunda y de su unión profunda con Dios, que se ha manifestador en el silencio de su vida y en las palabras que dejó tras su muerte.” P. AFIF MAKHOUL Párroco San Charbel en Isefia La Iglesia es de 1971, por tanto de construcción reciente, pero la parroquia existe desde hace siglos. Fue promovida por el difunto Mons. Yousef Khoury, y fue consagrada en 1987, al acabar los trabajos. Desde aquí momento comenzó a brillar la luz de San Charbel sobre Galilea y sobre toda Tierra Santa, de norte a sur. San Charbel era muy estimado por sus obras y oraciones. A pesar de que haya pocos feligreses, 160 en total, son muchos los fieles honrados de visitar esta Iglesia para pedir la intercesión de San Charbel y la Gloria de Dios. En todos los lugares donde se venera a San Charbel se encuentra un clima de gran piedad y de devoción, de constante oración de los fieles. La celebración de la fiesta de San Charbel, muy participada, es ocasión de grandes festejos, entre aquellos que presentan sus propios votos y aquellos que visten a sus hijos a la manera del monje libanés. Nacida en 1832 en la aldea de Himlaya con el nombre de Pietrina, Santa Rafqa se unió inicialmente a las hermanas mariamitas. Sor JOUMANA Convento S. José – Jebtra Líbano “Junto a Biblos había una pequeña aldea, Ma’ad, donde habitaba un hombre rico y muy conocido de nombre Issa que, no teniendo hijos y asistiendo mucho a la Iglesia, decidió construir una escuela femenina, pidiendo el envío de dos religiosas (…) Sor Pietrina y otras dos hermanas. Después de una breve preparación, se le encargó a Sor Pietrina la enseñanza elemental y la educación religiosa. En estas tareas delicadas, se distinguió por una diligencia y dulzura que impresionaron profundamente a sus alumnos y a sus familias. Los chicos, espontáneamente, recurrían a ella. Durante las persecuciones que tuvieron lugar en Líbano contra los maronitas en 1860, salvó a muchos. El año 1871 marca una fecha importante en la vida de Sor Pietrina: su Congregación, la de las Mariamitas, fue disuelta. Sor JOUMANA Convento S. José – Jebtra Líbano Pietrina estaba muy triste, así que se recogió en oración a la iglesia de San Jorge, pidiendo a Jesús: ‘Me has pedido que sea religiosa… ¿Qué debo hacer? Que se haga tu voluntad. Mientras rezaba, se le aparecieron en visiones tres personas: El primero, San Jorge a caballo. El segundo, San Antonio, reconocido por la barba y por el bastón, mientras que al tercero no lo reconoció. Fue precisamente San Antonio quien le indicó el camino: ‘Serás una hermana de la Orden libanesa maronita’” Fue así que entró a formar parte de esa orden, donde hizo profesión solemne en 1873 con el nombre de Sor Rafqa, o Rebeca, el mismo nombre de su madre, a la que perdió con solo 7 años. En 1885, durante la fiesta del Rosario, Sor Rafqa, impulsada misteriosamente por el Espíritu Santo, deseó la gracia de ser visitada por la enfermedad. Rafqa, “la santa de la sexta herida” A partir de 1885, hasta su muerte en 1914, conocerá diariamente dolores que la conducirán progresivamente a un estado de impotencia y de ceguera completa. Su oración más frecuente fue esta: ‘En comunión con tu sufrimiento, oh Jesús’. Sor JOUMANA Convento S. José – Jebtra Líbano Fue enterrada en el cementerio del convento, pero unos días después una luz brotó de su tumba. También los habitantes de los pueblos cercanos, como el acompañante espiritual de las hermanas, la notaron. El primer milagro atribuido a Sor Rafqa después de su muerte fue para la superiora del convento, Sor Úrsula, enferma de un tumor en la garganta, una enfermedad que le impedía beber o comer. Una noche, le pidió a las hermanas que la dejaran sola porque no se encontraba bien y, entonces oyó un golpe y una voz que le decía: Toma la tierra de la tumba de Sor Rafqa y te curarás. Al día siguiente, les preguntó a las hermanas quién le había sugerido esto, y cuando nadie respondió, mandó traer tierra de la tumba y, mezclándola con un vaso de leche, bebió. Poco después… los signos de la enfermedad desaparecieron. Sor JOUMANA Convento S. José – Jebtra Líbano Son muchos los milagros que desde aquel momento hasta hoy se producen gracias a la tierra procedente de su tumba, no solo entre los cristianos, sino también drusos y musulmanes. -o0o- La presencia de la Iglesia Maronita en Tierra Santa a nivel social es discreta pero muy activa: Además de ocuparse de las parroquias, ha elegido como misión dar a conocer Tierra Santa en el mundo. Una de las instituciones en la cual la Iglesia Maronita se compromete cada día: La Casa de Acogida de los Peregrinos “Mar Marou”. Está también la Obra Peregrinaciones Diocesana Maronita. El “Foyer Mar Maroun” està situado en el corazón de la ciudad vieja de Jerusalén, donde el pasado y el presente, el cielo y la tierra se unen. La casa de acogida está situada a pocos pasos de los lugares de la Pasión y Resurrección de Cristo. Sor Jeanne Gabriel Resp. Hermanas Santa Teresa del Niño Jesús “Esta casa fue comprada por el futuro patriarca Elias Al Hwayed en 1890 con el objetivo de dar un centro a los maronitas. […] Respondiendo a la petición de Patriarca vinimos aquí en 1981.” El Foyer Mar Maroun es también sede de la Procura Patriarcal, cuyo responsable es el Padre Joseph Sfeir, que gestiona, con la ayuda de las Hermanas Maronitas de la Congregación de Santa Teresa del Niño Jesús, esta “pequeña joya” en el centro de la Ciudad Santa. La colaboración con esta orden maronita femenina se extiende también a las actividades parroquiales: Una vida comunitaria que se alterna en perfecta armonía con la gestión diaria del foyer, donde cada huésped se puede “sentir en casa”. Sor Jeanne Gabriel Resp. Hermanas Santa Teresa del Niño Jesús “Somos 3 religiosas. Cada día participamos en la Santa Misa, y rezamos por la tarde, y por la noche… Durante la jornada desarrollamos nuestro trabajo. Somos responsables de la gestión diaria de la casa. Tenemos 28 habitaciones, para 56 personas.” Sor Jeanne Gabriel Resp. Hermanas Santa Teresa del Niño Jesús Estamos situados en una posición central, junto a la Basílica del Santo Sepulcro, así los peregrinos pueden llegar fácilmente al corazón de la cristiandad.” Diácono SOBHY MAKHOUL Director PJJ La Oficina Obra Diocesana Peregrinaciones Maronitas se ocupa de la organización de peregrinos para aquellos que llegan del extranjero, y además de la acogida en nuestra casa. Vivimos nuestro trabajo, a través de las peregrinaciones, como una misión para ayudar a los peregrinos a realizar una experiencia de vida, de fe, cuando vienen a Tierra Santa. -o0o- La Iglesia Maronita, venerable y antigua Iglesia Oriental Católica sui iuris, a través de la custodia, con alegría y cuidado, de la unión con el obispo de Roma, ofrece un fuerte testimonio de unidad de la fe en Cristo, en la diversidad de sus tradiciones. S. E. MONS. MOUSSA EL HAGE Arzobispo Maronita de Haifa y Tierra Santa La unidad con el resto de iglesias… Rezamos juntos, nos reunimos, pero una verdadera unidad es muy difícil. Querríamos una reconciliación entre todos, para conseguir la unidad. Pero esto no significa disminuir la propia misión, cada uno responsable de su rito, sino de acuerdo a la doctrina. Deseo que un día estemos todos de acuerdo sobre la unidad. -o0o- Manteniendo viva la plena comunión con Roma a lo largo de los siglos, la Iglesia Maronita es manifestación tangible de la conciencia de la unidad de la única Iglesia de Cristo. Puente entre Oriente y Occidente, permanece siempre fiel al mensaje evangélico, y desde siempre capaz de promover un espíritu de convivencia, la Iglesia Maronita es expresión de unidad eclesial. A pesar de la difícil situación de Oriente Medio, a lo largo de los siglos y también ahora, los Maronitas no han dejado de aportar su contribución a la vida de la Iglesia, y de proclamar con fuerza y coraje la Verdad y la Belleza del Evangelio.

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