En la basílica del Santo Sepulcro, la alegría de la Pascua fue anunciada con la proclamación de los Evangelios de la Resurrección de Jesús desde cuatro puntos diferentes alrededor del santuario del Santo Sepulcro, correspondientes a los puntos cardinales: un gesto simbólico de cómo el anuncio de la Resurrección, desde Jerusalén, llega a todos los rincones de la tierra.
El Santo Sepulcro es considerado el lugar más importante de la fe cristiana, con más de 2000 años de historia, ciencia y fe.
A través de los textos bíblicos, los testimonios de los diferentes períodos históricos, la abundante documentación de imágenes provenientes de las campañas de excavación y la colaboración de arqueólogos e historiadores de la Custodia de Tierra Santa, es posible hacer un viaje hasta nuestros días, hasta la última restauración en el Edículo de la Anastasis.
En la narración bíblica hay detalles que ayudan a la investigación arqueológica.
Para borrar la memoria judía y cristiana, el emperador Adriano reconstruyó la ciudad y la llamó Aelia Capitolina. El lugar del Gólgota y el Sepulcro desaparecieron bajo el macizo del nuevo templo dedicado a Venus.
Hacia el 327-329, Santa Elena, madre del emperador Constantino, llega a Jerusalén. Según Fr. Eugenio Alliata, arqueólogo del Studium Biblicum Franciscanum, se puede decir que en cierto modo hizo un descubrimiento arqueológico.
En 335, los templos paganos destruidos por la voluntad de Constantino, el Sepulcro fue sacado a la luz.
Fr. EUGENIO ALLIATA, ofm
Archeologo Studium Biblicum Franciscanum
Las tradiciones más antiguas nos cuentan que la propia emperatriz quiso cavar para encontrar este testimonio de la muerte de Jesús.
Destruido y reconstruido varias veces, el Sepulcro volvió a ser el corazón de la cristiandad después de que los cruzados conquistaran Jerusalén en 1099.
Con una Bula del Papa Clemente VI de 1342, se confió a la Orden de San Francisco de Asís la custodia del Santo Sepulcro y de los demás Santos Lugares. A partir de ese momento una comunidad franciscana se instaló en el interior de la Basílica.
Fr. EUGENIO ALLIATA, ofm
Studium Biblicum Gerusalemme
La Basílica del Santo Sepulcro es una construcción antigua, que se remonta en parte a la época de las Cruzadas, en el siglo XII, y en parte a épocas aún más antiguas. En 1927 fue golpeada por un terremoto muy fuerte, que provocó la destrucción de Jerusalén.
En 1960 se iniciaron los trabajos de restauración en la basílica del Santo Sepulcro. Un trabajo documentado paso a paso durante 20 años. Las tres comunidades presentes en el Santo Sepulcro eligieron a Fr. Virgilio Corbo como arqueólogo para los trabajos en los espacios comunes. Una tarea que lo mantuvo ocupado durante 17 años de la mañana a la noche. Dos años después del final de las obras, Fr. Corbo entregó su monumental obra “El Santo Sepulcro de Jerusalén. Aspectos arqueológicos desde los orígenes hasta la época cruzada”.
Fr. CLAUDIO BOTTINI, ofm
Studium Biblicum Franciscanum
Las excavaciones u obras en el Santo Sepulcro duraron desde 1960 hasta 1980. El padre Virgilio Corbo hizo una síntesis al publicar en 1982 una serie de libros, en tres partes, que presentaban los resultados arqueológicos comparados con los textos literarios relativos al período evangélico.
Han sido 20 años de arduo trabajo arqueológico y de restauración, que han dado un resultado importante.
En la presentación de la serie sobre el Santo Sepulcro, el padre Virgilio Corbo escribió: “Hemos terminado nuestro trabajo de investigación y lo presentamos a los estudiosos. Solo queremos esperar que sea leído con amor por Aquel que es la figura triunfante de este monumento”.
Gracias al acuerdo entre los líderes de las tres comunidades responsables de la basílica (franciscanos, greco-ortodoxos y armenios) en la primavera de 2016 se iniciaron los trabajos de restauración del Edículo del Santo Sepulcro.
En el grupo de intervención creado por la Universidad de Atenas, bajo la dirección de la profesora Antonia Moropoulou, participaron más de medio centenar de profesionales, entre profesores y técnicos de distintas especialidades.
OSAMA HAMDAN
Docente - Universidad Árabe de Jerusalén
Antes de que se abriera la cúpula y cayera agua sobre el Edículo, creando algunos problemas, especialmente problemas estructurales, las paredes se hincharon. En el pasado, en la época de los británicos, del Mandato Británico, los reforzaron con hierro para contener los muros del Edículo. Esta solución duró casi cien años, y ya no era posible contenerlos.
Transcurridos más de 200 años desde la última restauración del Edículo, estudiosos y autoridades religiosas han vivido un momento histórico: la losa de mármol que cubre el sepulcro ha sido movida y se ha podido ver de nuevo la roca sobre la que fue depositado Jesús.
Un momento histórico para el mundo cristiano, pero también para el científico, en una intervención en la que fe y ciencia se encuentran.
Fr. DOBROMIR JASZTAL, ofm
Vicario Custodia de Tierra Santa
Estuve presente, vi levantarse la lápida y aparecer la roca desnuda, el lugar donde fue depositado el cuerpo de Jesús, y en ese momento tan emocionante el pensamiento voló casi espontáneamente a aquel día después del sábado, cuando unos discípulos, unas mujeres iban al sepulcro y vieron el sepulcro vacío.
Fr. EUGENIO ALLIATA, ofm
Studium Biblicum Franciscanum – Jerusalén
La roca original del sepulcro, el banco sobre el que según la tradición se colocó a Cristo llega exactamente por debajo de las dos losas que lo recubren, por lo que tiene una altura de unos 35 cm sobre el pavimento moderno, no sabemos cuánto exactamente sobre el pavimento antiguo.
El 21 de marzo de 2017 se celebró la conclusión de las restauraciones con una ceremonia ecuménica.
En la ceremonia estaban presentes los representantes de las tres comunidades religiosas responsables de la Basílica, según establece el Status Quo: el Patriarca greco-ortodoxo,Teófilo III; Fr. Francesco Patton, custodio de Tierra Santa y el patriarca armenio, Nourhan Manoughian.
También asistieron Mons. Pierbattista Pizzaballa, en aquel entonces administrador apostólico del Patriarcado Latino de Jerusalén, el arzobispo de Constantinopla, el patriarca ecuménico Bartolomé; representantes de las demás Iglesias del Santo Sepulcro —copta, siria y etíope— y de otras confesiones cristianas de Tierra Santa y diversas autoridades religiosas y civiles.
La alegría y la comunión vividas con motivo de la restauración del Edículo del Santo Sepulcro dieron lugar a un nuevo y grandioso proyecto: la restauración del pavimento de la Basílica. En 2019 se firmó un nuevo acuerdo entre los responsables de las tres comunidades para el inicio de una nueva fase de las obras en el subsuelo de la basílica.
Dos institutos italianos, el Centro para la conservación y restauración del patrimonio cultural La Venaria Reale, en Turín, en colaboración con el Departamento de Ciencias Antiguas de la Universidad La Sapienza de Roma, estudiaron el subsuelo de la basílica para un proyecto ejecutivo de restauración.
A principios de 2020 se realizó el mapeo “piedra a piedra” del pavimento de la basílica. Un trabajo intenso que culminó en 2022.
El siguiente paso fue la creación del primer mapa topográfico digital de los mil metros cuadrados de pavimento de la Basílica, a través de 50.000 tomas de altísima definición de las piedras más gastadas de la cristiandad, sobre las que han caminado millones de peregrinos a lo largo de los siglos.
El 14 de marzo de 2022 las comunidades cristianas responsables de la basílica se reunieron para la ceremonia de inicio del proyecto. Gracias al mapeo de todas las piedras del pavimento, será posible quitar y reponer las losas en el mismo lugar.
Durante dos mil años, el Santo Sepulcro ha acogiendo a peregrinos. Cada día las comunidades celebran sus liturgias en el interior de esta Basílica, que sigue conservando y hablando del misterio de la muerte y resurrección de Jesús.
El 7 de mayo se celebra una de las fiestas tradicionales que se celebran en Tierra Santa tras el cambio del calendario litúrgico en 1969: la fiesta del descubrimiento de la Santa Cruz por Santa Elena.
En procesión con la reliquia de la Santa Cruz, el custodio, junto con las autoridades religiosas, los frailes de la Custodia y los sacerdotes de las diferentes comunidades religiosas y los fieles se dirigen a la cueva donde se encontró la Cruz de Jesús.
En su homilía, Fr. Francesco Patton, comentó las lecturas de esta fiesta que ayudan a comprender la salida del miedo, la desconfianza, la queja y la consecuente tristeza: “Debemos mirar hacia arriba -dijo-. Y así como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del hombre sea levantado, para que todo el que crea en él tenga vida eterna”.
Fr. Francesco Patton también dirigió un pensamiento a los pueblos en guerra, orando por la paz.
Después de la Misa solemne, celebrantes, religiosos y fieles regresaron en procesión al Edículo del Santo Sepulcro para las tres tradicionales vueltas a su alrededor y las tres bendiciones: al Edículo, al altar de la Magdalena y a la Capilla de la Aparición de Jesús a su Madre.
Fr. FRANCESCO PATTON, ofm
Custodio de Tierra Santa
Lo que celebramos en este día, el Hallazgo de la Vera Cruz por parte de la reina Elena, es precisamente esta idea de que al encontrar la cruz, también encontramos confianza y esperanza.
Fr. Patton también habló de la campaña de restauración que se está llevando a cabo en la basílica, subrayando que la importancia de estas obras está ligada al hecho de que este es el santuario más importante para la cristiandad.
Fr. FRANCESCO PATTON, ofm
Custodio de Tierra Santa
Este es el lugar donde Jesús dio su vida por nosotros, donde fue sepultado, donde resucitó e incluso todo el trabajo de arreglar el pavimento de la basílica tiene un sentido, no solo de seguridad desde un punto de vista estático, de todo el edificio, sino también dignificarlo tanto para celebrar lo que Dios ha hecho aquí, es decir, la salvación del hombre, como para acoger a los peregrinos con seguridad.
En Jerusalén, en la Basílica de la Resurrección, siempre es Pascua. El sepulcro vacío da testimonio de ello, el Evangelio lo proclama: ¡el Señor ha resucitado verdaderamente!
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