En la Biblia vemos que la sangre de los animales se usaba como gesto de compromiso, fidelidad y confianza recíproca del pueblo hacia Dios. El libro del Éxodo nos muestra cómo la sangre de cordero fue derramada sobre las puertas de las casas de los judíos en la noche de la liberación de Egipto, cuando el Señor destruyó a los primogénitos y perdonó a aquellos que tenían el sagrado signo en sus puertas y sus jambas. Ya no se nos rocía con la sangre de animales, sino que hemos sido redimidos por la Preciosísima Sangre de Cristo, cita el evangelista Juan: “He aquí el cordero de Dios que quita los pecados del mundo”. Y esta sangre es la Eucaristía. En cada Comunión la asumimos. La angustia, el dolor y la soledad de Jesús comenzaron en el lugar que recuerda su agonía: Getsemaní. En la Basílica de las Naciones esta piedra nos recuerda que nos encontramos sobre un suelo santo, sobre el que las gotas de sudor de Cristo se transformaron en sangre y cayeron al suelo. En el mismo lugar esta misa celebra la Preciosísima Sangre de Jesús. En su homilía, Fr. Francesco Patton, custodio de Tierra Santa, dijo: “Conmemorar, celebrar y recibir el don de la Preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo. Estos tres verbos asumen el sentido de la fiesta de hoy”. Fr. FRANCESCO PATTON, ofm Custodio de Tierra Santa “Naturalmente cuando hablamos de la Sangre de Jesús, preciosísima, hacemos referencia también al don de la Eucaristía, donde se bendijo el cáliz de la nueva alianza. Y todo esto hace referencia en realidad al sacrificio de la cruz, es decir, al momento en el que Jesús entregó de manera completa su propia vida.” Sobre esta piedra, según la tradición, Jesús sufrió su agonía. Aquí su sudor se transformó en sangre, simbolizado por estos pétalos de rosa. En este santo lugar ofrecemos los dolores y la agonía de la humanidad. Fr. FRANCESCO PATTON, ofm Custodio de Tierra Santa "Creo que para todas las personas que en este momento se encuentran en casa, que sufren, sin poder participar en las celebraciones a causa del confinamiento por el coronavirus, saber que existe este infinito amor de Jesús que llega a ellos a pesar de no poder participar en una celebración es un gran consuelo." Fr. BENITO JOSÉ CHOQUE, ofm Guardián de la Basílica de Getsemaní “Getsemaní, escuela de oración y de amor. También escuela de humanidad. Aquí Jesús siente el consuelo de Dios Padre. El mismo Jesús consuela a sus discípulos en la triste hora de su Pasión. También hoy Jesús consuela a aquellos que sufren en todo el mundo, especialmente las personas que han contraído el coronavirus.” Read More