Padre Ibrahim Faltas, ofm Vicario de la Custodia de Tierra Santa En este tiempo santo, desde Jerusalén, capital de la resurrección, reina del cielo, con la fiesta de la ascensión, no sólo como fraile y padre, sino también como testigo del dolor y el sufrimiento que atormentan a Tierra Santa. Estoy aquí con un mensaje de paz en un mundo lleno de conflictos y guerras. Como dice el Evangelio según Juan: "En el mundo tendréis tribulación, pero creedme, yo he vencido al mundo". Los hijos de la fe cristiana creemos que toda persona es creada a imagen y semejanza de Dios y tiene la derecho a la vida, a la dignidad y a la paz. Pero si miramos lo que está sucediendo en Gaza después de más de 200 días de guerra, vemos un panorama diferente, una mancha de sangre y lágrimas donde han muerto más de 35.000 personas, incluidos ancianos, mujeres y niños inocentes. En estos momentos críticos, hago un llamamiento a los presidentes y líderes del mundo, en nombre de cada padre y madre de Gaza y de las familias de los prisioneros palestinos e israelíes, para que asuman sus responsabilidades históricas y humanitarias. Les insto a que adopten medidas inmediatas para poner fin a cualquier nueva operación militar en Rafah, hogar de miles de personas inocentes que no tienen otro pecado que buscar seguridad en su patria. Bienaventurados los mansos, porque serán llamados hijos de Dios" (Mt 9,5). Estas palabras no son sólo enseñanzas que leemos en la Santa Biblia, sino que son un llamamiento a todos nosotros a ser constructores de paz, es una actividad diaria, nuestra responsabilidad de construir puentes de entendimiento y amor entre las personas. Hoy os invito, hermanos y hermanas, a que levantéis la voz conmigo: basta de guerra, basta de guerra. Trabajemos juntos para hacer de la paz una realidad tangible, para dar esperanza a todos aquellos que la han perdido, para ser un rayo de luz en la oscuridad que nos rodea. “Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús” (Filipenses 4:7). La paz de la que hablamos no es sólo una paz que reina en la tierra, sino que es una paz que llena los corazones y libera las mentes de las cadenas del odio y la enemistad. Oremos juntos, no sólo por Gaza, sino por todas las partes del mundo que sufren el flagelo de la guerra y el conflicto. Hay 60 guerras en el mundo. Oramos para que el Señor nos dé la fuerza para ser verdaderos pacificadores y nos traiga el mensaje de amor y tolerancia que nuestro Señor Jesucristo nos enseñó. En estos tiempos difíciles, recordemos siempre que Dios está con nosotros y nos llama a ser sus instrumentos para construir un mundo mejor. Trabajemos juntos, de la mano, para decir con una sola voz: no más guerra ni más destrucción. Demos una oportunidad a la vida, demos una oportunidad a la paz, porque sólo así encontraremos la verdadera curación para el mundo entero. Amén. Read More