Conferencia Episcopal Latina de la Región Árabe (CELRA) y Patriarcado Latino de Jerusalén Fr. ENRICO MAIORANO, ofm cap La contraseña, el password, de este primer domingo es: "vigilad". Jesús invita a sus discípulos, en referencia al fin del mundo, a hacer precisamente esto: "¡Despertad!" Y para explicar lo que significa cuenta una breve parábola. Dice que es como un hombre, el dueño de una casa que la abandonó y lo entregó todo a sus sirvientes. Entre estos sirvientes se encuentra el portero que tiene la tarea de vigilar. Y le dice: ¡Vigila! ¡Vigila atentamente! ¿Y dónde está el problema? El problema es que ninguno de los sirvientes sabe exactamente cuándo regresará el amo... Por la tarde, a medianoche, por la mañana o al final del día. Por eso es necesario estar atentos... Y esto es especialmente necesario para el portero. El contraste es entre estas dos palabras: despertar o dormir. Entre los que dormitan, los que viven la vida con los ojos cerrados y los que vigilan, los que están atentos de tal manera que cuando el maestro regrese estarán listos para recibirlo, estarán listos y no permitirán que se les escape ese momento. El riesgo es precisamente este: perder el momento adecuado y por tanto mantener los ojos abiertos, vivir con los ojos abiertos, estar vivos. El Señor viene de manera inesperada, en momentos de oscuridad viene el Señor, en momentos de luz viene el Señor. Él siempre viene. Pensemos también en los pastores la noche de Navidad. Era de noche, así que era imprescindible dormir. Entonces ¿por qué están despiertos? Están despiertos porque cumplen con diligencia su trabajo: el de velar por el rebaño. Es necesario no perder la esperanza. De hecho, se puede no esperar nada, vivir como una persona cínica y desilusionada. Pero también puedes elegir el camino de la esperanza, el de los que esperan, el de los que saben ver flores incluso en el barro, no porque las flores ya estén ahí sino porque saben que aparecerán. HAFITH RISHMAWI Artesano de Belén Empecé a trabajar con la madera para Jiries Mufarreh. Observando su trabajo aprendí gradualmente el oficio y mejoré en limpieza, aserrado y tallado de madera. Posteriormente decidí trabajar por mi cuenta. Debemos preservar este patrimonio y debemos enseñar a las nuevas generaciones. Nadie quiere aprender este trabajo porque cree que no es rentable. Los turistas vienen a comprar aquí y se llevan a casa lo que compran. Este es un gran medio de vida para la zona de Belén, Beit Sahour y Beit Jala. Si no hubiera sido por el procesamiento de la madera de olivo, el turismo habría dejado de existir en nuestras zonas. Ahora la situación es difícil y los que pueden trabajar lo hacen, mientras que otros lamentablemente están desempleados o son despedidos. Read More