Desde aquí, desde Belén las campanas anuncian al mundo entero que es Navidad. La experiencia de vivir esta celebración precisamente aquí, donde nació Jesús, es única, tanto para los peregrinos como para los cristianos locales. La misa solemne de Nochebuena, presidida por el administrador apostólico del Patriarcado Latino de Jerusalén, Mons. Pierbattista Pizzaballa, tuvo lugar en la Iglesia de Santa Catalina, comienza en el complejo de la Basílica de la Natividad. Entre los presentes —más de mil trescientas personas—, se encuentra también el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmoud Abbas. Durante la homilía, Mons. Pizzaballa ha recordado que la Navidad es un inicio humilde, un pequeño signo, pero que ha transformado el mundo. S.E. Mons. PIERBATTISTA PIZZABALLA, ofm Administrador Apostólico del Patriarcado Latino de Jerusalén “Hay un riesgo que querría evitar: Reducir la Navidad a una fiesta, ciertamente bella y deseada, pero convertida en muda e insignificante, casi obvia, por su repetición cada año. La Navidad de Cristo es, en cambio, una profecía, que por un lado revela la acción de Dios y, por el otro, nos llama a un actuar consecuente.” El arzobispo hizo referencia a los recientes acontecimientos que han agitado esta tierra, invitando a los políticos a “ser valientes, a no tener miedo a la soledad y a no temer atreverse y tomar riesgos”. Hoy más que ayer, precisó, necesitamos una política verdadera y seria”. “Pero —recordó— a lo que llamamos política, lo decimos antes que nada a nosotros mismos.” Animó a continuación a los cristianos locales, preocupados y afligidos por tantas dificultades e inseguridades, a ser para el mundo entero signo discreto de la potencia del amor. S.E. Mons. PIERBATTISTA PIZZABALLA, ofm Administrador Apostólico del Patriarcado Latino de Jerusalén “¡Por tanto, ánimo, Iglesia de Tierra Santa! Ánimo, hermanos y hermanas. Podemos continuar viviendo y permaneciendo aquí, en la debilidad y en la pobreza, porque estos son los caminos de Dios cuando quiere venir al mundo y bendecir a la humanidad. No estemos tristes, porque la alegría del Señor es nuestra fuerza.” Uno de los momentos más esperados de la noche fue la procesión en la que el niño Jesús fue colocado, una vez más, en la Gruta donde la Virgen María, esposa de José, dio a luz a su Hijo primogénito. Lo envolvió en pañales y lo acostó en el pesebre. Aquí cada media hora se ha celebrado una misa en lenguas diferentes hasta el alba, para dar a todos la posibilidad de contemplar el Misterio de la Navidad y postrarse ante el Niño. Read More