“Sucedió que por aquellos días salió un edicto de César Augusto ordenando que se empadronase todo el mundo. Subió también José desde Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén. Y sucedió que, mientras ellos estaban allí, se le cumplieron los días del alumbramiento, y dio a luz a su hijo primogénito, le envolvió en pañales y le acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en el alojamiento. (Lc 2, 1-7). Narración bíblica proclamada en todas las lenguas en esta noche santa. Y aquí, en la ciudad del nacimiento de Jesús, la noche queda iluminada por las luces de la ciudad y de la numerosa presencia de la población local y de los peregrinos en la plaza del Pesebre. Lugar en el que familias cristianas y también musulmanas se reúnen para ver el pesebre. A pocos metros de la plaza, la Gruta de la Natividad que, tras una larga jornada de visitas, se prepara para la Noche Santa. En la iglesia de Santa Catalina, para la misa de Nochebuena están presentes como cada año, junto a los fieles locales, la autoridad palestina, con el presidente Abu Mazen, los embajadores y peregrinos. Y ante ellos el administrador apostólico del Patriarcado Latino de Jerusalén, Mons. Pierbattista Pizzaballa pronuncia su homilía. “Nació Jesús en Belén”: No es solamente una indicación histórico-geográfica, sino una elección divina. Nacer aquí, en un lugar determinado, en una ciudad de esta tierra es lo que Dios ha querido desde siempre, porque Él ama las ciudades de los hombres. Si la Biblia comienza en un jardín, acaba en una ciudad, la santa Jerusalén. Nuestro Dios es un Dios de ciudad, que habita las ciudades, porque es un Dios con los hombres, Emmanuel.” Pedimos al Niño de Belén y a sus padres la ayuda para continuar siendo, como ellos, presencia de paz en esta tierra. Porque nuestras ciudades sin cristianos serían más pobres y nuestros cristianos sin sus ciudades corren el riesgo de perder el camino. Pedimos que Su Palabra y nuestra oración sean escuchadas en el corazón de quien detenta la autoridad política y social. No queremos llorar más por el rechazo, la extrema pobreza, por tantos sufrimientos que afligen a nuestro pueblo. Queremos que, gracias a la buena voluntad de todos, Dios pueda continuar habitando en nuestras ciudades.” Tras la celebración solemne de la Santa Misa, Mons. Pizzaballa, siguiendo una antigua tradición, llevó al niño a la Gruta donde nació. Un gesto que es memoria de la historia de nuestra redención. Read More