CARLO GIUSEPPE ADESSO Diócesis de San Marino-Montefeltro - Profesor de Historia de la Iglesia Belén es muy importante para nuestra fe, también lo es para la fe de la Iglesia. Si se piensa bien, la fe de la Iglesia se apoya, en referencia a Tierra Santa, en tres lugares muy concretos. En primer lugar, la Basílica del Santo Sepulcro que contiene el lugar físico donde el Señor murió y resucitó: la crucifixión, muerte y resurrección. Luego tenemos el Cenáculo en el que Cristo anticipó su sacrificio en el Sacramento de la Eucaristía y luego tenemos Belén, este lugar. Este lugar es muy importante porque muestra que aquí el Señor se hizo uno de nosotros o como dice San Atanasio, gran padre de la Iglesia del siglo IV, el hijo de Dios se hizo como nosotros para hacernos como Él, un poco como lo que normalmente cantamos. Pero es San Agustín quien tiene una frase muy, muy bonita, muy adecuada para este lugar. San Agustín dice: “¿Puede haber mayor misericordia para con nosotros, infelices, que la que indujo al Creador del Cielo a descender del Cielo y al Creador de la Tierra a revestir un cuerpo mortal?” Belén demuestra que nuestra fe no se basa en una idea, no se basa en una teoría, ni siquiera se basa en un libro, sino que nuestra fe se basa en una persona, en un acontecimiento concreto que por tanto se puede tocar, se puede ver, y al verlo y tocarlo podemos creer y fortalecer nuestra fe. Belén es fundamental para nuestra fe. Los papas y Belén Belén ha sido visitada por cuatro papas en la historia reciente. En primer lugar, en 1964, recordamos la visita trascendental del papa Pablo VI. Trascendental porque fue el primer papa, después de San Pedro, que pisó Tierra Santa y, en particular, aquí, en Belén. Una visita especialmente deseada, la de Pablo VI, porque vino aquí con motivo de la Epifanía del año 1964 e incluso celebró la Santa Misa en el altar de los Reyes Magos en el interior de la Gruta de la Natividad, por lo que se trata de un momento de gran intensidad en la vida del papa Pablo VI. Posteriormente llegamos al año 2000, y el turno del papa Juan Pablo II, que en pleno Año Santo, concretamente del 20 al 26 de marzo, quiso hacer una peregrinación a Tierra Santa. Después de él, nueve años después, en 2009, le tocó el turno a Benedicto XVI. Aún se conservan las imágenes de Benedicto XVI, devotamente recogidas, en la Gruta de la Natividad. Y finalmente en 2014, del 24 al 26 de mayo, el papa Francisco también realizó una breve visita. Los tres últimos papas, a diferencia de Pablo VI, celebraron la Santa Misa con amplia participación popular en la Plaza del Pesebre, desde donde partimos nuestro camino, nuestro viaje. En el próximo capítulo: “La iglesia de Santa Catalina: liturgia, devoción y ejercicios piadosos” Read More