Pentecostés en Jerusalén es una mezcla de idiomas, música, colores y tradiciones, que se unen en armonía. Tambores y cantos africanos anuncian la entrada de los sacerdotes para la misa solemne presidida por el patriarca Pierbattista Pizzaballa, en la basílica de la Dormición, tras finalizar las obras de reforma. “La obra del Espíritu -dijo en su homilía- es un acontecimiento de comunión, que crea fraternidad, salva las diferencias y hace posible la unidad”. Mons. PIERBATTISTA PIZZABALLA Patriarca latino de Jerusalén Nuestra vocación como Iglesia de Jerusalén, dentro de esta ciudad dividida, fragmentada, las diferentes Iglesias son un hermoso signo de la diversidad, que es algo querido por Dios, una diversidad que debe aprender a estar unida, cordial, en armonía. Durante la celebración, el rito de bendición del nuevo abad benedictino, el P. Nikodemus Schnabel. El patriarca entregó al abad las insignias de su ministerio: el anillo, la mitra y el báculo, aceptando su elección y dándole la bienvenida formal a la diócesis. P. NIKODEMUS SCHNABEL, osb Abad - Abadía de la Dormición en Jerusalén Somos el lugar de Pentecostés e hice mis votos solemnes en Pentecostés. Es como un segundo “sí” a la llamada a ser monje de la Abadía de la Dormición. Este es un lugar vibrante, donde en el espíritu de Pentecostés decimos “Dios está contigo, no tengas miedo”. Esta es la llamada que trato de seguir. De Babel a Jerusalén, de la confusión de lenguas a una unidad que no borra las diferencias. Palabras que también resuenan en la Misa de Vigilia en San Salvador, presidida por Fr. Francesco Patton, custodio de Tierra Santa, y en la celebración del domingo por la mañana. “La diversidad de lenguas, de talentos, de sensibilidades, de roles, ya no es algo que hace estallar a la humanidad como en el tiempo de Babel, sino algo que, gracias a la acción del Espíritu, hace viva y orgánica a la humanidad y a la Iglesia, hace de ella una relación de amor a imagen de la Trinidad. Fr. FRANCESCO PATTON, ofm Custodio de Tierra Santa Pentecostés es hermoso porque muestra que la Iglesia es multiétnica y está abierta a todos los hombres y a todas las mujeres. El protagonista que hace posible esta unidad de los pueblos es precisamente el Espíritu Santo. Es la experiencia testimoniada también en la oración ecuménica de la vigilia, acogida en la basílica de San Esteban por los padres dominicos. Representantes de las diversas Iglesias cristianas se unieron en oración en torno al patriarca latino de Jerusalén, para invocar el don del Espíritu. El gesto de la unción con el aceite perfumado fue muy emocionante, un eco del perfume del Espíritu, al no poder aún compartir el pan eucarístico. Domingo por la tarde. Los franciscanos llegan en procesión al Cenáculo. Las celebraciones de Pentecostés concluyen con la celebración de las Segundas Vísperas en el salón de la Última Cena y Pentecostés. La confusión que viene de afuera con la intención de perturbar fortalece aún más la oración al Espíritu que trae paz a nuestros corazones y a nuestras relaciones, y también en el mundo: Fr. FRANCESCO PATTON, ofm Custodio de Tierra Santa Hay 59 guerras en curso, ¡es indignante! Necesitamos una acción especialmente fuerte del Espíritu, que actúe en el corazón de las personas, en el corazón de los gobernantes. Debemos aprender a estar el uno para el otro en lugar de estar uno contra el otro. Read More