En el campo en el que los ángeles se aparecieron para dar la buena noticia del nacimiento de Jesús a los pastores y en la plaza de Belén, muchas personas, procedentes de todo el mundo, de lenguas y culturas diferentes, se unen a las voces de los ángeles para cantar: “Gloria a Dios en el cielo y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad”. Ha nacido para nosotros el Salvador.
Esta es la atmósfera que se respira entre los peregrinos y cristianos locales en la noche santa en Belén.
P. FRANCESCO PATTON, ofm
Custodio de Tierra Santa
“El mensaje de los ángeles el mensaje que ellos han cantado en la primera nochebuena en Belén, cuando nació Jesús: ‘Gloria a Dios en el cielo y paz en la tierra a los hombres que él ama’. Debemos recordar siempre que si queremos tener paz sobre la tierra debemos reconocer quién es Dios, debemos reconocer que Él está en lo alto del cielo. Al mismo tiempo debemos sentirnos amados por Él. Cuando nos sentimos amados por Él no tenemos miedo, experimentamos la paz interior, y cuando experimentamos la paz interior conseguimos llevarla afuera. Feliz Navidad.”
En el claustro de la Iglesia de Santa Catalina, este año encontramos un pesebre que tiene una historia especial: Un regalo hecho a la Custodia por la región italiana del Trentino, la cual ha donado una escultura en madera que representa Belén al presidente de la Autoridad Palestina, Abu Mazen.
MAURO GILMOZZI
Asesor Provincia de Trento - Italia
“El Trentino esta vez ha traído diferentes cosas. En primer lugar este belén a tamaño natural que veis aquí. Hemos traído también un regalo del Papa Francisco, otro pesebre para el Custodio de la Natividad. Después pensamos que queríamos ofrecer un detalle también al presidente Abu Mazen, precisamente porque este clima navideño que se desarrolla en nombre de la paz debe ayudarnos a colaborar por la paz entre los pueblos y entre las gentes.”
Una vez superados los rígidos controles de seguridad llega el momento de la misa solemne de Navidad, presidida por el Administrador Apostólico del Patriarcado Latino de Jerusalén, Mons. Pierbattista Pizzaballa.
Entre las numerosas autoridades religiosas y civiles que participan en la celebración está el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmoud Abbas.
“¡El Señor está a la puerta!” Comienza con esta cita bíblica la homilía de Mons. Pizzaballa, que continua: “Acabado el Jubileo de la Misericordia, podemos leer la Navidad como la puerta que Dios mantiene abierta para salir hacia el hombre e invitarlo a entrar en comunión con Él”. “Pero hay también puertas que se cierran”, continúa citando a San Juan: “Vino entre su gente, pero los suyos no lo acogieron.”
El Administrador prosigue diciendo que “estamos atemorizados por lo que sucede en el mundo, con nuestras esperanzas que naufragan en medio de la corrupción, del imperio del dinero, de la violencia sectaria, del miedo”. Pero también que “salvación y paz, encuentro y concordia son una gracia para invocar a Aquel que aclamamos en esta noche santa como el Príncipe de la Paz.”
Al final de la Misa en la Iglesia de Santa Catalina tuvo lugar la tradicional procesión en la Gruta de la Natividad.
Siguiendo una antigua liturgia, el Niño Jesús es colocado sobre la estrella que indica el lugar de su nacimiento y después en el pesebre. Concluido este momento se celebran misas durante toda la noche y todo el día siguiente.
Dice Mons. Pizzaballa en su homilía en esta noche santa: “La Navidad es el anuncio de una salvación que espera ser acogida para realizarse. La puerta está abierta, nuestra libertad está invitada. Dios, a través de los ritos y las oraciones de esta noche sale una vez mas al encuentro del hombre para preguntarle: ¿Dónde estás? ¿Cruzaremos el umbral? Es una invitación dirigida al hombre y a la sociedad, a la política y a la economía, a los pobres y a los poderosos de este mundo. La respuesta no está escrita en las estrellas, sino en nuestras decisiones libres y responsables.”
Alrededor de 1.500 indios —inmigrantes y solicitantes de asilo— llegaron a Belén para celebrar el nacimiento de Jesús en la madrugada del día de Navidad.
El sonido de las campanas de la Basílica de la Natividad, los scouts y toda la ciudad de Belén dieron la bienvenida al patriarca latino de Jerusalén, Pierbattista Pizzaballa, en su entrada solemne en Nochebuena.
En el primer domingo de Adviento, el custodio de Tierra Santa cruzó la puerta del muro de separación, que es testimonio silencioso de largos años de sufrimiento en la tierra donde nació el Príncipe de la Paz: Belén.