Y ahora, como peregrinos, acerquémonos a la procesión diaria, intentando releer algunos pasajes del libro guía y conocer los rostros de quienes han contribuido a la composición de las oraciones y antífonas a lo largo del tiempo.
San Venancio Fortunato es uno de los autores. Nacido en Italia entre el 530 y el 540 dC, en un determinado momento de su vida abandonó la ciudad de Rávena, donde había ido a estudiar. Y de allí, para cumplir un voto hacia San Martín de Tours, que lo había curado de un problema ocular, peregrinó y se dirigió a Francia, donde murió en fecha no especificada, entre el 600 y el 610.
P. CARLO GIUSEPPE ADESSO
Diócesis de San Marino – Montefeltro
Venancio Fortunato es el primer gran autor de la Edad Media y es un autor verdaderamente notable porque toma lo mejor de la antigüedad clásica que había estudiado en Rávena y, a través de sus poemas, lo combina con el misterio de Cristo crucificado, muerto y resucitado. Por eso sus himnos se han vuelto muy famosos y los encontramos también aquí, en la procesión en Tierra Santa.
San Venancio nunca vino a Tierra Santa, pero le llegó una reliquia, una piedra del Santo Sepulcro y compuso un poema precisamente sobre esto.
Pero hay un vínculo mucho más fuerte que da la Cruz, de la cual Venancio es el mayor cantor. Así que Venancio Fortunato, como he dicho, escribe muchos himnos, pero produce seis de ellos específicamente para la Cruz. Entre ellos se eligieron dos, seleccionados por los franciscanos para enriquecer las cuatro paradas, las cuatro estaciones de la procesión que realizamos cada día aquí en el Santo Sepulcro. Son muy famosos. Uno se llama “Vexilla Regis Prodeunt” y el otro se llama “Pange Lingua Gloriosi”.
Los franciscanos tomaron estos himnos, los dividieron y los adaptaron específicamente para esta procesión.
Empezamos por el primer Vexilla regis prodeunt: “Avanzan los estandartes de la Cruz del Rey”. Venancio presenta a la cruz como el estandarte, el estandarte de la victoria de Cristo. Esta es una clara referencia al Evangelio de San Juan. En el Evangelio de San Juan, la Cruz casi se convierte en el cetro que Cristo sostiene para vencer el pecado y la muerte. Venancio dice lo mismo, pero también dice algo más. Vexilla regis “Los estandartes, el estandarte del rey”. Sabemos que la fiesta de Cristo Rey del universo es una fiesta reciente. Fue promovida por el papa Pío XI en 1925. Pero toda la Edad Media, toda la espiritualidad de la Edad Media tiene una gran devoción y un gran amor hacia Cristo Rey. Y aquí, en el himno de Venancio, los encontramos cuando dice ‘Vexilla regis prodeunt’, es decir, avanzan y preceden.
El padre Carlo Giuseppe afirma que este detalle ha atraído la curiosidad de los estudiosos, por una razón precisa, que era albergar una verdadera reliquia de la Cruz de Cristo que Santa Elena encontró aquí mismo, en esta capilla.
Venancio escribió estos dos himnos para acompañar la procesión que llevaba la reliquia de la Cruz al monasterio, donde luego era acogida. Entonces estos himnos fueron escritos específicamente para una procesión. Por ello, es justo que los franciscanos los incluyeran en la oración que acompaña la procesión diaria. Estos himnos son muy ricos, hermosos. La cruz se canta de muchas formas posibles. En el himno ‘Vexilla Regis’ se canta a la Cruz como un árbol, un árbol fructífero. La referencia es al árbol del Paraíso Terrenal que trajo la condena. En cambio, la Cruz conduce a la salvación.
P. CARLO GIUSEPPE ADESSO
Diócesis de San Marino – Montefeltro
Pero la Cruz, y esto es un hecho típico de Venancio, se define como una romana, es decir, una balanza, la balanza del gran rescate. Esta es una imagen que encontramos sólo en Venancio Fortunato. Jesucristo pagó un precio. Ese precio fue pesado en una balanza. La balanza es la Cruz gracias a la cual nuestro pecado, nuestra deuda, ha sido expiado.
Estamos casi en la etapa final de nuestra peregrinación al Santo Sepulcro. En el siguiente video escucharemos el segundo himno de Venancio Fortunato y cómo los peregrinos podemos participar, acercarnos a esta gracia de la Cruz de Cristo que nos salvó del pecado.
El mensaje de Navidad del custodio de Tierra Santa, Fr. Francesco Patton; la oración por la paz en Roma; el nuevo libro sobre la historia de los orígenes del cristianismo y finalmente la festividad judía de Janucá.
Janucá, también conocida como la "Fiesta de las Luces", es una importante festividad judía. El día de Navidad coincide con el inicio de esta festividad.
El 11 de diciembre, la Plaza de Santa Maria in Trastevere en Roma fue iluminada con velas de fe y esperanza durante una oración dedicada a la paz mundial, presidida por el cardenal Matteo Zuppi, presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, junto con el vicario de la Custodia de Tierra Santa, Fr. Ibrahim Faltas.
El 13 de diciembre, la Universidad de Dar Al-Kalima, en colaboración con la Misión Pontificia, organizó una conferencia en el teatro universitario de Dar Al-Kalima en Belén para presentar el libro “Palestina, cuna del cristianismo”: Una introducción a la historia de los orígenes del cristianismo desde el siglo I al VII.